… Sentir que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada, errante en las sombras
Te busca y te nombra
Hay un calor perdido entre mis piernas
que resucita, inmenso, entre tus cartas
aquellas que quedaron, con misterio,
conservadas al filo de mis ansias.
Un «earthquake» desatado por tus besos
humedece mis tiernas latitudes
penetrante, viril, nítido, ileso
disuelve con tus manos, inquietudes.
Y si acaso los sueños conservados
que entre letras guardaron mis virtudes
se aprestan a vencer tiempos pasados
¡Vuélvete tierra enfurecida, viento
no temas al tsunami ni al desierto,
la eternidad será nuestro momento.